“Un poco de levadura, fermenta toda la masa” (Ga 5,9) dijo San Pablo a los gálatas. La Sra. Paula Ibarrola, mamá de la sierva de Dios Martha de la Inmaculada, en una carta para ella siendo estudiante en la facultad de química, le habla acerca del almidón. Veamos cómo es que necesitamos en nuestra vida levadura o almidón.
La mamá de Madre Martha, dirigiéndose a ella como ‘química en ciernes’, le dice: “El almidón es una fécula que se obtiene del trigo, del maíz y de otros varios cereales. Sus usos en la industria, medicina y en el hogar son múltiples y muy variados. En la economía doméstica el almidón presta grandes servicios, uno de ellos dar a la ropa consistencia y buen parecer. […] el almidón del espíritu es la energía y que ésta lleva a la persona humana a vivir, resplandecer, hace vivir, gozar y sonreír a quienes le rodean. La energía nace del amor, pues es la fuerza motriz de las grandes obras. Así como el almidón procede del trigo, el almidón espiritual debe proceder el Trigo Eucarístico; quien ama a Jesús Sacramentado no puede faltar de energía, pues deseará agradar a aquel Jesús que siendo manso y humilde de corazón tuvo rasgos notabilísimos y salientes de energía […] Así pues Martita almidón mucho almidón[1].
En este mes de mayo en el que celebramos la unión estrecha entre la madre y sus hijos, podemos vislumbrar la sólida formación que Martha Christlieb recibió de su mamá, a tal grado que hoy en día va camino a los altares, pues siguió su consejo al entregarse por completo al amor evitando la mediocridad.
Ser levadura y almidón en el mundo de hoy, es ser valientes para dejarnos transformar por Cristo y dar testimonio de Él en la práctica de las buenas obras, hacer felices a los que nos rodean y evitar la indolencia para no vivir en la tibieza sino en el amor que fermenta y santifica dándose a los demás.
¿Quieres ser levadura? ¿qué es lo que te da energía cada día para vivir evitando la tibieza o mediocridad?
[1] AHSVCFE, I.3.6.3. Carta de la Sra. Paula Ibarrola de Christlieb a su hija Martha.