Lo que urge, es llenarnos de Dios, vivir intensamente la caridad para hacer el bien
Nuestra vocación cristiana es una vocación al amor, estamos llamados a practicar la bondad, es decir, a “hacer el bien sin mirar a quien”.
Por ello, M. Martha recomienda a las Hermanas de la Vera Cruz Hijas de la Iglesia: “Lo que urge, es llenarnos de Dios, vivir intensamente la caridad para hacer el bien”[1]. Sólo quien tiene a Dios en su corazón puede amar sin medida, dándose a los demás sin exclusión.
Jesús nos ha dicho: “amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores, porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario?”[2] Tarea no fácil de cumplir. Sólo con el amor del Espíritu Santo en nosotros, podremos amar a los demás procurando su bien, el cual no necesariamente es complaciéndoles en todo, sino en tener la sabiduría para poder distinguir qué es lo mejor para la persona a quien le estamos brindando nuestro amor.
Muchas veces tendrá que ser una negativa a sus gustos, deseos o demandas porque eso es lo que contribuirá a su crecimiento humano. En otras ocasiones, seremos nosotros quienes necesitaremos salir de nuestra zona de confort para darnos a los demás, esto es, negarnos a nosotros mismos por un bien mayor.
Ejercitar nuestra capacidad de perdonar, también es obra del Espíritu Santo en nosotros. No dejemos de invocarlo para poder amar y perdonar a los que nos aman, a los que no nos aman y a los que necesitamos amar más.
Con la finalidad de seguir conociendo a la Sierva de Dios Martha de la Inmaculada Christlieb Ibarrola, comenzaremos a compartirles mensualmente, alguna frase tomada de sus escritos y comentada brevemente.
Sin duda, esta serie de reflexiones, a partir de sus escritos, nos ayudarán a dinamizar nuestra vida y a ir respondiendo a lo que el Dios de la vida nos va mostrando como su voluntad.
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