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Foto del escritorNayeli Reyes Loyo, svcfe

La santidad, cómo conseguirla con facilidad


Alguna vez te has preguntado ¿qué es la santidad? más aún, ¿has experimentado en tu vida el llamado de Dios a ser santa/o? ¿te atreverías a responderle?

 

En la Sagrada Escritura hay muchos textos que nos señalan qué es la santidad: “camina en mi presencia con rectitud” (Gn 17,1), “sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo” (Lv 9,2), “sean perfectos, como el Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48), “José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto” (Mt 1,19). Por lo que la santidad es: vivir en la presencia de Dios, buscar la perfección desde la misericordia, imitar la santidad de Dios y ser personas justas actuando con rectitud de corazón; esas y otras actitudes puestas en acción gracias a “la fe que actúa por medio del amor” (Ga 5,6).  

 

Todas las personas estamos llamadas a la santidad, a dejarnos interpelar por Jesús que nos dice “ven y sígueme” (Lc 18,22), que nos llama a ser “limpios de corazón para contemplar a Dios” (Mt 5,8) y nos invita a trabajar por su Reino. Sin embargo, este llamado es acogido solo por unos cuantos, por los sencillos de corazón que abren sus puertas a Cristo y toman la decisión de amarle, seguirle, servirle, agradarle y ganar almas para el Reino.

 

Madre Martha fue, por gracia de Dios, una de esas almas escogidas que escuchó esa invitación; tomó con seriedad y sencillez la decisión de seguir a Jesús y vivir en santidad. Constantemente se preguntaba cómo podría ser santa y buscaba la forma de lograrlo. En una de sus cartas nos comparte su gran deseo expresado a una de sus hijas espirituales: “Hace poquitos días leía en las Pepitas de Oro un articulito muy hermoso, hablando de la santidad, de cómo conseguirla con facilidad, y una cosa que se me grabó fue que dice que los santos no hacían cada día más cosas, sino que sencillamente, hacían mejor cada cosa, para dar más gusto a nuestro Señor. ¿Verdad que, si le pedimos a la Virgen Inmaculada que nos ayude, principalmente ahora en el mes del rosario lo lograremos…? Yo lo pediré a diario para Ud. y Ud. pídalo para mí ¿quiere…?”[1]

 

Con ello podemos comprender que la santidad no es multiplicar nuestras actividades, sino hacer mejor cada cosa para agradar a Jesús y confiar en la intercesión de la Virgen María. Ella sabe lo que necesita cada persona para alcanzar la santidad y vivir en la presencia de Dios.

  

 

¿Quieres vivir agradando a Jesús haciendo mejor cada cosa? ¿Confías en la intercesión de la Virgen María para ser santa/o? En este mes del rosario, ¿cómo acrecentarías tu amor y confianza en Ella?




[1] AHSVCFE I.2.3.624. Fondo Martha Christlieb, cartas a Hermanas de la Vera Cruz Hijas de la Iglesia, 26 septiembre 1956.

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