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Si no amas ¿para qué quieres vivir?

Foto del escritor: Nayeli Reyes Loyo, svcfeNayeli Reyes Loyo, svcfe

Hay una conocida canción que cita: “casi todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar, es que amar y querer no es igual, amar es sufrir querer es gozar…”

Entonces, ¿qué es el amor? ¿sufrimiento? ¿masoquismo? ¿dar la vida por el ser amado? ¿se puede amar sin dolor?


Jesús nos da la respuesta al decirnos: “nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Por lo que amar significa dar la vida, estar dispuestos a donarnos, a negarnos a nosotros mismos por el bien de la persona amada; como lo hace una madre cuando va a dar a luz: “Cuando la mujer va a dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que ha nacido un niño en el mundo” (Jn 16,21).


Por lo tanto, el amor no es un sentimiento es una decisión, es una opción de vida que nos lleva a darlo todo, a darnos, a querer y hacerle el bien a los demás, superando todo tipo de egoísmo y, para superarlo, es necesario pasar por el dolor, por la entrega de nosotros mismos, que implica la negación de nuestros gustos, ponernos en segundo plano, implica salir de nuestros estados de ánimo para hacer felices a quienes están a nuestro lado. Esto es dar vida, dar a luz, llevar el amor de Cristo dejando que su Sagrado Corazón ame a través del nuestro; es aquí donde encontraremos la verdadera felicidad.


Al respecto, Madre Martha nos regala unos pensamientos de dos santos, por medio de los cuales busca motivarnos a vivir esta realidad, aunados al ejemplo de ella misma, pues aun en lo ordinario daba vida, llevaba luz con verdadera caridad, pues tenía la certeza de que “Jesús… necesita almas generosas que sepan de entrega y de verdadero amor. …Creo que te haría mucho bien, meditar a los pies del Sagrario, y en el Corazón de tu Madre del Cielo, estas maravillosas palabras:

  • Entró la caridad en mi corazón, junto con la necesidad de olvidarme de mí misma, y desde entonces, fui dichosa[1]

  • Si no quieres padecer, no ames. ¿Pero si no amas, para qué quieres vivir?[2]

Pídele a Ella –a la Santísima Virgen– que te haga entender, comprender bien, la verdadera Infancia Espiritual y... habrás encontrado la alegría y la paz. Yo te prometo pedírsela para ti”[3]


¿Quieres dar vida? ¿Estás dispuesto a padecer por amor? ¿Cómo estás en el ‘olvido propio’? entonces ¿amas o quieres?



[1] Santa Teresita del Niño Jesús, citada por M. Martha. [2] San Agustín, citado por M. Martha. [3] AHSVCFE I. 2.3.165. Fondo Martha Christlieb. Cartas a Hermanas de la Vera Cruz Hijas de la Iglesia, 4 mayo 1972.

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